La temporada de catarros está aquí y ya sabes lo que eso significa: muchos mocos y estornudos.
Los resfriados en los niños son muy comunes. Pueden estar causados por muchos virus diferentes y pueden afectar a las vías altas (catarro o resfriado) o a las bajas (bronquitis).
Se resfrían unas seis veces al año, aunque algunos con más frecuencia y suelen tener muchos mocos como ya hablábamos en este otro artículo.
¿Qué hay de cierto en algunos mitos?
Cuando tu peque está resfriado quieres hacer todo lo posible para que se sienta mejor.
Pero ¿sabías que hay muchos mitos sobre los catarros en los niños? Aquí tienes los más comunes y la realidad que hay detrás de ellos:
Mito: si anda descalzo se resfriará
No nos ponemos enfermos por ir descalzos, por llevar el pelo mojado o no ponernos chaqueta. Los virus se transmiten porque alguien nos contagia.
¿Qué pensarías si yo te dijera que si andas descalzo te infectarás de COVID? ¡Pues lo mismo con el resto de virus!
Mito: la fiebre es mala
La fiebre es un mecanismo de defensa, mejora la respuesta de nuestro cuerpo contra la infección y no produce ningún tipo de daño cerebral si es menor a 42ºC (¡nunca he visto una fiebre tan alta!). Daremos antitérmicos al peque si está irritable, tiene dolor o la fiebre llega a 40ºC pero no simplemente porque tenga fiebre (que es nuestra aliada)
Mito: la leche produce mocos
No está demostrado que la leche aumente el moco de las vías respiratorias o empeore los síntomas del catarro. Además la leche es una importante fuente de calcio y vitamina D así que es una forma fácil de que tu peque tome la cantidad de calcio y vitamina D que necesita (aunque no la única, las familias veganas o los alérgicos a la proteína de la leche, por ejemplo, ofrecen otros alimentos para cubrir esas necesidades)
Mito: si pasa frío se resfriará
Algunos padres creen que los resfriados están causados por la exposición al frío o a las corrientes de aire. Pero esto no es cierto. El resfriado está causado por un virus, no por un cambio de temperatura.
Si saliéramos a la calle desnudos un día de frío pero no hubiera naaadie a nuestro alrededor, ¡no podríamos contagiarnos!
Los virus del resfriado se transmiten a través del aire que respiramos (gotitas respiratorias con partículas de virus: saliva, moco… cuando estornudan cerca, etc), a través de nuestras manos al tocar algo que lleva saliva o moco de esa persona contagiada y rascarnos los ojos, boca o nariz o a través de objetos (que suelen compartir metiéndose en la boca).
Mito: hay que tratar el catarro
No hay medicamentos que curen el catarro. Los mucolíticos, antitusivos, expectorantes, antihistamínicos no han demostrado ser efectivos y están además desaconsejados por sus posibles efectos secundarios que podrían ser graves, sobre todo en menores de 6 años.
Mito: darle antibiótico le ayudará a curarse antes
Los antibióticos no tratan las infecciones víricas (solo “matan bacterias”, no virus), por lo que no ayudarán a tu peque a sentirse mejor más rápido si está resfriado.
El moco de color verde tampoco indica sobreinfección ni necesidad de antibiótico, el moco se vuelve verde siempre en el curso de cualquier infección (al principio es transparente, después amarillo y finalmente verde)
Mito: media cebolla en la mesita de noche quita la tos
¿Cuántas veces habéis escuchado que media cebolla en la mesita de noche quita la tos?
Aunque habrás oído muchas veces que es “mano de santo” e incluso se han hecho estudios pero no, no se ha demostrado efectividad
Lo que sí puedes hacer para ayudar a tu peque es:
- Semi-incorporarle para dormir desde 2 años. Antes puede quedar muy flexionada su cabeza (nunca cojines antes del año, si inclinas la cuna que sea por debajo del colchón, unos 30º y vigilando que respire bien)
- Lavados nasales a demanda. En este post te explico paso a paso cómo hacerlo.
- Evitar ambientes con humo
- Una cucharadita de miel cada 8 horas siempre desde los 12 meses (nunca en menores de 1 año)
- La OMS recomienda ofrecer leche caliente, algunas personas notan mejoría y no tiene efectos secundarios
¿Tienes más dudas? Descubre mi cuento Noa y los mocos en el que Noa, junto a la pediatra Mar, emprende un fantástico viaje al interior de la nariz donde descubrirá por qué ella y sus compañeros siempre están acatarrados y por qué, en realidad, ¡tener mocos no es tan malo!
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